Fundadores de Los Mochis

BENJAMÍN F. JOHNSTON (1865-1937)
INDUSTRIAL

Nació en la ciudad de Nueva York el 15 de diciembre de 1865, aunque el propio Johnston aducía que en un pueblo del estado de Virginia y, por otra parte algunos citan como lugar de nacimiento el poblado de Sharon, Pennsylvania. Sus padres fueron el señor John C. Johnston y la señora Belle Williams Johnston. Sus estudios primarios los hizo en el propio pueblo de Sharon, En sus ratos libres vendía por las calles periódicos para el sostenimiento de sus padres (era hijo único). Por las tardes acudía a una academia comercial en la que estudió Legislación Bancaria y se graduó como Contador Privado.

Su puerta de entrada al país fue Nogales Sonora, de donde se trasladó al puerto de Guaymas, llegando a Agiabampo en el año de 1890. Antes, en 1887, su amistad con el técnico azucarero llamado Edward Lycan, quién tenía proyectado montar un ingenio azucarero con el señor Zacarías Ochoa. Lycan invitó al joven Johnston para que fuese a trabajar con él, pero amablemente declinó esa invitación, mas quedó gravado en su mente el pródigo panorama que le dibujó Lycan.

JOHNSTON, ¿EL FUNDADOR DE LOS MOCHIS?

Fundador o no fundador de esta ciudad, -controversia que siempre e Benjamín Francis Johnston merece el honor de un capítulo especial. Sus detractores o tildan de un "caballero audaz, diablo de las finanzas"; de haber hecho uso de maquiavélicos subterfugios para llegar a ser el único propietario del ingenio azucarero; de ser déspota, arbitrario e inhumano, Sus apologistas, en cambio nos hablan de "otro Johnston", que fue elegante, erguido, talentoso, de gran valor civil y muy generoso. Que no obstante sus múltiples ocupaciones, tenía paciencia de ocuparse de enseñar e inculcar a sus empleados el espíritu de lucha en su afán de empeñarse en la superación del trabajo.

Su política era defender sus intereses ante las autoridades, sometiéndose a las leyes del país. Se cuenta que escribió un libro que, entre otras cosas, contenía un capitulo especial denominado ‘Relaciones Gubernamentales’ que textualmente decía, en su parte relativa: nuestra política es la de cumplir con las leyes del municipio, del estado y de la federación, sin juzgar si dichas leyes son razonables o no, como es nuestra política aprovecharnos de esas mismas leyes en defensa de nuestros intereses hasta lo último”.

Fue muy común en Johnston recurrir al amparo federal cuando así lo creyó conveniente, pues jamás toleraba arbitrariedades de parte de las autoridades. Era conseja de aquellos tiempos que el Señor Johnston, hasta la misma muerte, cuando e llegará, tendría que atacarlo con precaución quizá a mansalva, porque era capaz de pedir amparo contra ella. Por ironías del destino, es sabido no vio venir a la letal dama cuando esta llegó a cegarle la vida en el lejano oriente.

ALBERT KIMSEY OWEN (1847-1916)
INGENIERO CIVIL

Nació en Chester, Pennsylvania, el 20 de mayo de 1847. Su padre, el doctor Joshua K. Owen fue cirujano en jefe en la guerra civil de Norteamérica. Además, el señor Joshua fue amigo del presidente Abraham Lincoln y del general Ulises S. Grant que, asimismo fue mandatario de los Estados Unidos.

El pequeño Albert fue criado en un hogar cuáquero, donde se hablaba de fraternidad humana y de desprecio de valores materiales frente a los del espíritu.

Albert pasó su niñez quemándose las pestañas en los libros de la inmensa biblioteca que tenía la familia y empezó a estudiar matemáticas con el profesor James W. Dale. En el año de 1866, el señor Joshua llevó a Albert y Alfred, otro hijo que falleció de fiebre amarilla cuando hacía prácticas de laboratorio en un hospital naval de Pensacola, Florida, para recorrer Europa. Visitaron Inglaterra, Francia. Suiza, Italia, Alemania y Egipto, siempre caminando. En el recorrido que después hizo Albert -todavía con alientos, dada su juventud- por Escocía e Irlanda, durante dos meses, gastó 30 dólares.

Al regresar a su país, el general E.F. Beale, constructor de ferrocarriles, lo recomendó a la Clear Creek Canyon Railroad para que trazara una línea ferroviaria en el Estado de Colorado, demostrando que tenía talento para esa disciplina, por lo que el señor William 1. Palma, presidente de la Denver and Rio Grande Railway, lo llamó pan que ingresara a una expedición de ingenieros que se encargarían del trazo de una ruta férrea desde El Paso, Texas, hasta la ciudad de México, lo que, con el tiempo, e convertiría en Ferrocarril Central y que sería inaugurado el 22 de marzo de 884 con sus 1970 kilómetros entre Ciudad Juárez y la capital mexicana.

Para completar el estudio de desarrollo del ferrocarril del general Palmer, Owen tuvo que recorrer 5,000 millas, 3,400 a caballo, en un término de once meses, por caminos abruptos propios para recuas de carga, a través de los estados de Jalisco y Nayarit, estudiando la topografía de esa vasta región.

Owen aguantó esa sofocante tarea de cabalgar millas y millas por territorio mexicano, con la idea de interesar al general Palmer en la construcción de un ferrocarril que partiendo de Colorado Springs, siguiera por el desierto de Sonora para unir varios puertos del Océano Pacífico.

En su viaje a México, había conocido, por accidente, a un joven general llamado Manuel González que había iniciado su carrera cuando los americanos invadieron México, a quienes combatió, y que años después, abierta la era porfirista, llegó a ser presidente de la República en el período 1880-84.

El hecho de haber conocido al general González que tanto le sirviera después fue de gran importancia para Owen, pero no fue menos el de haber tenido contacto en Mazatlán con el doctor Benjamín G. Carman, persona que cambió la brújula de los pensamientos de el "soñador" Owen.

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